Iniciaba el año de 1963, mientras Astroboy era aclamado en Japón y The Beatles preparaban su LP “Please please me”, el gran Lou Thesz regresaba a los cuadriláteros para enfrentar a Buddy “The Nature Boy” Rogers.

Aloysius Martin Thesz tenía 47 años, su cuerpo había paseado los mejores cuadriláteros del mundo, donde su personalidad y habilidad había sorprendido a propios y extraños.

Diría en una entrevista de manera posterior, que estaba agotado para aquel 1963, y como no estarlo cuando en su vida había superado tantos obstáculos, desde los conflictos devenidos de ser hijo de padres inmigrantes (húngaro y alemán), hasta la búsqueda de una oportunidad para entrenar wrestling con uno de los maestros de esta rama como Ad Santel. 

 
Las oportunidades eran escasas para sobresalir en la lucha libre, pero en cuanto esta llegó, Thesz estuvo a la altura de las circunstancias. Logró un debut soñado a los 16 años, hasta convertirse en la mayor figura del territorio de St. Louis en el año 1937, cuanto obtuvo su primer reinado en peso completo, con tan solo 21 años.

Un físico prodigioso, habilidad en el cuadrilátero, y una electricidad natural para conectar con la audiencia en sus presentaciones, lo transformaron en un luchador querido y apreciado por parte del público, situación que ocurriría durante toda su vida.

El éxito llegaría luchando para la promotora National Wrestling Alliance (NWA), la misma que en los años treinta y cuarenta rompió con la dinámica de lucha libre de los Estados Unidos, unificando todos los campeonatos que había en las promociones regionales de cada estado, y entregando un solo campeón mundial, siendo la cara visible de esta proeza Lou Thesz. Se recuerda como la fortuna le entregó el título unificado, cuando Orville Brown (luchador campeón de varias empresas locales), fue víctima de una lesión, imposibilitándolo para combatir.

En los años cincuenta, se encontraría con las batallas más grandes de su carrera, directamente con el francés Édouard Carpentier. El encuentro que ambos tuvieron en Chicago en el año 1957, generó un fraccionamiento en el mundo de la lucha libre norteamericana, cuando en un combate pactado a dos de tres caídas, Carpentier venció a Thesz, en razón que este último fue víctima de una lesión en su espalda. Pese a la victoria del Europeo, la NWA se negó a entregarle el título, aunque varias de sus filiales de territorio lo reconocieron como campeón.



Esta situación tan particular, llevó al sisma de la National Wrestling Alliance, y la posterior creación de una respetable promotora como lo fue American Wrestling Association (AWA), encabezada por Verne Gagne

Renglón aparte merece la lucha contra Rikidozan, misma que duró casi dos horas en Japón, en la que los archivos de esa época nos dejan mirar a un par de gladiadores que dieron todo de sí, para que del esfuerzo profundo de esa gesta, forjen los cimientos de la lucha libre en el país del sol naciente, cuya popularidad es más que conocida. Podríamos decir que este lucha, llevó a que las personas no interesadas en el wrestling, regresen a ver con ojos de interés al desarrollo de la misma, sus historias y peleadores.

Thesz después de todo esto, fue visionario al comenzar a realizar giras por el país Nipón, recibiendo grandes reconocimientos (y ganancias) por esto, y siendo la primera figura occidental del wrestling en popularizarse a escalas insospechadas.

Mientras peleaba en varías latitudes del planeta, Buddy Rogers (antiguo rival, con el que mantuvieron una sensacional pelea en Chicago en 1951) se había consolidado como el campeón de National Wrestling Alliance, pero “The Nature Boy” no estaba exento de problemas. Su comportamiento errático con algunos productores y gente del entorno de la lucha libre, había mermado su credibilidad al punto de no quererlo más como campeón de NWA.

Rogers y  Thesz no se agradaban, de hecho, se especulaba en los medios que como profesionales apenas se cursaban alguna palabra, y que su relación se había tornado diplomática y tensionante, razón por la que jamás se gestó una amistad o que haya existido un poco de camaradería. Existía odio entre ambos y una rivalidad fuera de los profesional.

Con todos estos antecedentes, la ciudad de Toronto el 24 de enero de 1963 recibiría la batalla de estos dos titanes que superaban los cuarenta años (tiempos diferentes a los de hoy). La pelea fue interesante, a una sola caída (situación extraña porque hasta los años setentas siempre la victoria se conseguía con dos de tres caídas), aunque se notaba que Buddy Rogers luchaba con el pie puesto en el freno, e incluso en su semblante se notaba que algo no estaba bien. Después de grandes movimiento, Thesz se llevó la victoria ante un público delirante, y con la incertidumbre (cosa después aclarada), del porque su adversario no se entregó totalmente como lo hacía en otra época.



Tiempo después la verdad salió a la luz, los directivos de NWA habían amenazado a Rogers, indicando que si no perdía su lucha, se cobraría un depósito de veinticinco mil dólares por concepto de garantía. Aquí una poderosa razón para que el originario de New Jersey, decidiera no poner mayor empeño al que había puesto.

Pese a todo lo sucedido, la imagen de Lou Thesz no decreció, incluso realizó varias defensas de su campeonato de peso pesado hasta el año 1966, en donde lo perdió en manos del canadiense Gene Kiniski, en una batalla en donde este último predominó con su personaje heel, despidiendo prácticamente a la figura de esta narración de los cuadriláteros.

Su paso posterior por la lucha libre a tiempo parcial no merece un relato mayor, aunque debemos nombrar su paso por México en 1978 donde fue campeón de la UWA, y su polémica pelea en 1990 contra Masahiro Chono, cuando Thesz tenía 74 años.

Su legado.

El primer punto a señalar, es que su personaje era un auténtico face, de aquellos que las personas amaban en cuando subía a un cuadrilátero. Esta razón provocó que se convirtiera en un personaje seguido por los tabloides, y que su popularidad superara la lucha libre.

El originario de Míchigan, había inventado entre su arsenal de ataque, varios movimientos que superaron la barrera generacional y se inmortalizaron, como son el german suplex, Lou Thesz Press, el STF y el Powerbomb. Si podemos anotar algo adicional, deberíamos indicar que grandes wrestlers del planeta siguen usando su ofensiva hasta el día de hoy.



Además, llevó con su sola presencia a hacer masiva la lucha libre en Japón (tierra que ha visto lo mejor de este deporte), influyendo en el acto a luchadores de renombre como Antonio Inoki y Giant Baba.

Su fama superó el tiempo, y fue incluido en los salones de la fama de WCW, NWA, Wrestling Observer Newsletter, y del Professional Wrestling Museum. Tema aparte merece el reconocimiento en 2016 por parte de WWE, con su mención en la categoría Legacy, que poca o nula justicia hace a quién es considerado uno de los cinco luchadores más grandes de todos los tiempos.